Los efectivos responden en estos momentos a la difícil situación que se vive en provincias limítrofes garantizando, a su vez, el servicio en la provincia de Valladolid, donde se recibe una media de cinco avisos diarios
Un equipo de seis bomberos de la Diputación de Valladolid apoya desde este domingo a los equipos de extinción en los incendios que asolan el norte de la provincia de Palencia. Los bomberos de la Diputación de Valladolid están integrados en el Puesto Mando Avanzado de la Junta de Castilla y León y cuentan con dos cisternas y un vehículo para el apoyo directo a los agentes forestales desplegados en la zona.
El Servicio de Bomberos mantiene convenios de colaboración con las provincias de Palencia, Segovia y Ávila, actuando en apoyo cuando es requerido. Este verano, la colaboración ha sido especialmente destacada en Segovia, donde los efectivos vallisoletanos han intervenido en siete ocasiones, que se suman a la intervención en curso en la provincia de Palencia.
La Diputación de Valladolid y todos sus equipos de trabajo responden de esta forma a la difícil situación que atraviesan las provincias vecinas, reafirmando su compromiso y solidaridad con el resto de las administraciones y los vecinos afectados por los incendios.
Los profesionales del servicio de Bomberos de la Diputación de Valladolid garantizan, además, la atención a todos los municipios de la provincia donde se produce una media de cinco avisos diarios. En la mayoría de las ocasiones, estos avisos se corresponden a fuegos en rastrojeras, pero desde el servicio se recuerda la necesidad de continuar extremando las precauciones. La rápida actuación de los profesionales del servicio de Bomberos de la Diputación ha evitado que esos avisos en zonas de rastrojo hayan evolucionado, evitando así situaciones más complicadas en entornos urbanos.
UNA CAMPAÑA MUY COMPLICADA
Desde el 1 de julio, los bomberos de la Diputación han realizado entre 150 y 160 salidas, de las cuales el 70% (alrededor de 120 intervenciones) han estado directamente relacionadas con la campaña estival. Estos incidentes incluyen incendios de rastrojos, cosechadoras, eras, veredas de río, incendios forestales y siniestros en empacadoras.
La actividad en estos meses se triplica con respecto a los periodos de invierno y primavera (diciembre-abril). Este incremento se debe, en gran medida, a la combinación de una primavera excepcionalmente lluviosa, que ha favorecido el crecimiento de la vegetación, y un verano más seco y más caluroso de lo habitual, lo que eleva el riesgo de fuegos en cultivos, cunetas, matorrales, veredas y monte bajo.









